Gornazo

Historia

La divisoria natural formada por los arroyos que cruzan el fondo del valle, se vio alterada hace cientos de años por la formación de este pequeño pueblo en torno a la iglesia de San Nicolás, situada junto al camino principal que ascendiendo por Bárcena para coger el Barco en Cudón seguía ruta hacia Santillana. Este camino fue durante varios siglos la columna vertebral de Gornazo, de modo que entre el camino y los arroyos se fueron construyendo con el tiempo la mayor parte de las viviendas.

En el siglo XVI, los 15 vecinos de Gornazo tenían repartidas sus casas entre los barrios de la Dehesa, La Penilla y la Cotera, además de otros caseríos aislados en Herrán, Mijares y Campo. Aunque el número de vecinos disminuyó en el siglo XVII, consiguieron restaurar y ampliar la vieja iglesia de San Nicolás, lo cual no deja de llamar la atención cuando comprobamos que únicamente 11 vecinos vivían en el pueblo cuando se estaban terminando estas obras.

La vida de los vecinos de Gornazo debió de transcurrir sin grandes cambios hasta los últimos años del siglo XIX. Fue entonces cuando se construyó el ferrocarril entre Santander y Oviedo, un hito que marcaría, al menos en apariencia, un antes y un después en la historia del pueblo. En aquellos años, vivían en Gornazo un centenar de habitantes repartidos en una veintena de casas. Los vecinos ocupaban su tiempo en producir maíz, alubias, trigo y patatas; cuidar las huertas y los frutales, criar las vacas y ovejas. Cazaban liebres y tal vez otros animales en los dos montes poblados de roble que tenía el concejo y pescaban alguna que otra anguila en el arroyo del Troncón.

El arroyo y el camino habían reunido a los vecinos en sus inmediaciones, pero la línea del ferrocarril aparecía ahora como una divisoria muy fuerte que partía de lado a lado y en dos partes casi iguales la superficie de todo el concejo. La presencia del ferrocarril no iba a cambiar en lo profundo la vida de Gornazo, ni siquiera por tener dentro de sus límites un apeadero de viajeros. La población de Gornazo se ha mantenido con pocas variaciones en el siglo XX y en los últimos años se ha reducido hasta los 144 habitantes. La orientación económica del pueblo, de tradición agraria, ha sentido en menor medida los cambios producidos por el turismo en otros pueblos.

El ferrocarril no fue la última divisoria de Gornazo. En la década de los 80, se comenzó a construir la autovía entre Santander y Torrelavega que volvería a cruzar de parte a parte todo el pueblo, quedando el centro atenazado entre la autovía y la línea de ferrocarril, lo que representa casi un tercio de toda su superficie y una buena parte de su mejor terreno útil.

Los vecinos de Gornazo han visto cómo buena parte de su territorio ha sido seccionado por el ferrocarril y la autovía en dos momentos distintos del siglo XX. Para la actividad agraria, y en parte para la vida cotidiana, son dos infraestructuras que han podido ser tan inconvenientes como ventajosas. Sin embargo, estoy convencido que van a convertirse en un gran motor para el cambio en positivo de este pueblo y de todo nuestro municipio.